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26-04-2024
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La creencia y la Inimitabilidad del Corán- Lección (00-36): Prefacio
   
 
 
En el nombre de Al-lah El Misericordioso El Compasivo  
 

Prefacio

¿Por qué fuimos creados?
¿Cuáles son los medios para conocer a Al-lah?
¿Es la mente capaz de comprender todo o es limitada?
¿Cuál es la naturaleza innata (fitrah), del hombre?
¿Cómo podemos hacer de los deseos un medio para acercarse a Al-lah?
¿Cómo se transforman las calamidades en misericordia?
¿Qué es lo que regula la relación entre el hombre y la mujer?
¿Las acciones del hombre son totalmente decretadas por Al-lah, o el hombre tiene pleno libre albedrío?
¿Cómo podemos administrar nuestro tiempo?
¿Cuándo la fe del hombre se debilita, y cuándo se fortalece?
 
A menudo las personas nos hacemos muchas preguntas en la mente. 
Las conferencias del “Credo y la inimitabilidad del Corán” responden a dichas preguntas y muchas más, y que forman parte de una serie de conferencias comprendidas en un libro que consta de 1200 páginas.
 Dicho libro pone al hombre en contacto con la sabiduría profunda de la realización de los actos de adoración y arroja luz sobre el credo islámico  (aqidah), desde una nueva perspectiva.
 Al-lah concedió y distinguió al hombre entre todas las criaturas al dotarle de razón. El hombre de entre todas las criaturas ha aceptado la responsabilidad de recibir el “mensaje divino” que fue ofrecido a los cielos, a la tierra y a las montañas pero no quisieron asumirlo estremecidos por la misma responsabilidad que dicho mensaje conlleva.
Por esa misma razón, Al-lah ha ordenado al hombre adorarle y establecer el bien sobre la Tierra.
 Sin embargo, el designio (y dotación), divino tiene componentes, el más destacado entre ellos es el universo que Al-lah ha subordinado al hombre como forma de honor y medio para conocer a Al-lah, y toda la gente está de acuerdo sobre esta realidad; pues todos los seres humanos creen en la existencia de este universo.
 Este universo incluido los cielos, la Tierra y todo lo que hay entre ellos, demuestran la existencia, La Unidad, La Perfección y los Hermosos Nombres de Al-lah y Sus Atributos Exaltados. Así que, el universo es la primera constante en la creencia (aqidah). 
Si la gente se extravía del camino de Al-lah, si la gente discrepa entre sí, si adopta diferentes puntos de vista, si se desunen y se acusan entre sí, el universo seguirá siendo el denominador común entre ellos que indica la existencia de Al-lah.
 La mente viene en segundo lugar entre los componentes del designio (y dotación), divino. El hombre razonable  (y ecuánime), será capaz de llevar una vida tranquila, pacífica y feliz, simplemente porque toma lo que le pertenece,  y deja lo que no es suyo, porque reconoce sus habilidades y capacidades, y porque construye su relación con los demás basada en lo aceptable y reconocido; por lo tanto merece ser amado por los demás. 

La buena conducta y rectitud mencionadas, (con el favor de Al-lah), le hará ganar dinero lícito, establecer una familia y criar a sus hijos conforme a las enseñanzas del Islam. 

El hombre recibe los beneficios citados cuando emplea su cerebro para guiarle y ganar la recompensa en el “más allá”, entonces lo habrá ganado; y ha empleado dichos beneficios para aprovecharlos en la vida mundana y como resultado alcanzará éxito (con el favor de Al-lah).
Sin embargo, la capacidad de “la razón” por sí sola, no puede ser la causante de de todo beneficio y resultado,  tratándose de asuntos relacionados con la religión, pues es como el ejemplo del ojo, que  no puede ver sin haber luz, de la misma forma, la mente necesita la “revelación divina” para guiarla a la verdad absoluta.
 La naturaleza innata del hombre  (fitrah), es uno de los componentes de la responsabilidad (designio y dotación divinos), porque Al-lah instaló en la conciencia y en el alma del hombre algo que funciona como si fuera un detector que le enseña lo correcto y lo incorrecto.

La gente puede distinguir entre lo bueno y lo malo por medio de ese detector que está en la consciencia y en el alma de la naturaleza innata del hombre (fitrah), pues se experimenta angustia al hacer el mal y se tranquiliza al hacer el bien, por lo tanto, el hombre reconoce a quien hace buenas acciones y desdeña  al malhechor.
 El alma humana está inspirada por Al-lah para diferenciar el camino recto del camino desviado, y esto refleja la percepción natural del ser humano. El alma y la naturaleza innata del hombre son capaces de distinguir entre el bien y el mal.
 El razonamiento y la naturaleza innata del hombre son parte de los dones de Al-lah, y son medios de percepción por los cuales será capaz de reconocer el camino que le proporcione el conocimiento humano, dado que dichos dones se completan entre sí. Es así como el hombre distingue la verdad de la falsedad, distingue entre el bien, los actos bondadosos y los detestables.
 Sin embargo, la razón no es capaz de obligar al hombre hacer lo correcto. Hay por ejemplo, muchas personas cultas de mucho conocimiento sin embargo la mayoría de ellos fuman (o padecen algún vicio). 
Pues los hechos por sí solos no son suficientes para obligar o convencer al hombre de hacer lo correcto. En otras palabras, a parte del conocimiento, el hombre necesita una voluntad fuerte para poner dicho conocimiento en práctica.
 Sin duda alguna, la naturaleza innata del hombre (fitrah), puede sufrir alteraciones, y también puede estar distorsionada por lo que le rodea. 

Entonces ¿cuál será el único referente que les queda a los musulmanes? Es la revelación divina.


La revelación divina es la verdad absoluta, es la balanza precisa y el estándar exacto. En pocas palabras, si nos aferramos a las enseñanzas del Corán ya la Sunnah del Profeta Muhammad (PyB), nunca estaremos extraviados.


 Al-lah también creó los deseos en el hombre, éstos son neutrales, por lo que los deseos no son los  causantes detrás de la corrupción que se está divulgando en la Tierra, sino más bien la corrupción es producto del mal uso de los deseos.
Además, el hombre tiene la oportunidad de emplear sus deseos y hacerlos un medio para acercarse a Al-lah, así que no entiendas mal el papel de los deseos, pues si los deseos no existiesen dentro del hombre, nunca se tendría  la oportunidad de acercarse al Señor de los cielos y la Tierra, y por tanto nunca sería posible entrar al paraíso.
 Finalmente, entre los componentes más importantes entre las responsabilidades asignadas por Al-lah al hombre está el “libre albedrío”.
 Al-lah El Todopoderoso, da al hombre el libre albedrío para evaluar sus actos, si el hombre no tuviese esa libertad, las buenas acciones y las malas; sus obras  no tendrían ningún valor, por lo que la recompensa o castigo recibidos de Al-lah carecerían de sentido. Todos estos componentes: el universo, la razón, la naturaleza innata del hombre (fitrah), el método divino, los deseos o concupiscencias, y el libre albedrío, se llevan a cabo en la Tierra, y en el tiempo de la vida. 
En  otras palabras, el tiempo de vida que vive el hombre es su capital en esta vida mundana, debe gastarlo en purificar su alma para ser como si fuera el precio que se paga para merecer el paraíso de su Señor.


La presente serie de conferencias contiene temas importantísimos con estilo muy sencillo y aborda las ideas interconectando los diversos conceptos de la realidad en la que vivimos, aclarándolos con ejemplos de nuestra vida cotidiana.
 Lo más sorprendente de estas conferencias, es que cada una de ellas arrojan luz sobre la inimitabilidad del Corán.  Así que si quieres vagar por estos milagros para volver con un corazón lleno de fe, y si quieres evitar todos los conflictos en la Tierra, entonces lo que contiene el universo te bastará, porque todo lo que hay en el universo denota la grandiosidad de Al-lah.

 En toda cosa hay signo que indica la unicidad de Al-lah.

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